Al finalizar los trabajos del Cónclave que lo eligió Papa, Francisco, se reunió con los corresponsales de prensa que cubrieron el evento y agradeció su trabajo a los periodistas. Dió entonces su Bendicion Apostólica a los creyentes entre ellos. Y luego, con evidente cariño y respeto, dió una especial bendición a los no creyentes. Especial, pues no contenía la señal de la Cruz.
Hubo luego un final y largo aplauso de todos.
Me arriezgo a definir a los no creyentes, diciendo que son aquellos que no tienen nuestras creencias, pero que no se molestan porque las tengamos.
No pueden mencionarse como no creyentes los que quieren borrar de la
moneda Americana la inscripcion "In God we trust" y del juramento a la bandera "One Nation Under God". Ni tampoco los que matan cristianos en Siria, Irak, Paquistan, Nigeria y otros paises Musulmanes.
Debo agregar, en esta corta descarga, que entre lo que un hombre cree y lo que un hombre hace, Francisco parece estar definitivamente a favor de los hechos. Así ha dicho recientemente:
"En el atardecer de nuestras vidas, seremos juzgados
por la proximidad y la ternura hacia nuestros hermanos".
Como si dijéramos, "En Mateo 25, versículo 35 se dice: Porque tuve hambre y me disteis de comer..."
Un abrazo,
Tiberio
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