jueves, 10 de enero de 2013

PADRE NUESTRO

Aquellos de mis amigos que han pasado por liceos y universidades, y aún otros que no han pasado por esos lugares, conocen toda esa rica historia de los dioses griegos. Y también la menos poética de los dioses romanos. Y hasta quizás algo de esas deidades germanas, algunas de las cuales, todavía hoy, encantados oímos galopar en muy briosos corceles en alguna música de Wagner.


Sí, estos dioses regían la vida de los europeos y otros pueblos en tiempos anteriores a Moisés. Si no todavía a los romanos, sí a otros pueblos mas antiguos.Yo ignoro si para entonces, los judíos, cruzado ya el Mar Rojo, y en plena y larga marcha por el desierto, conocían estos dioses. Lo ignoro por completo. Pero algo sospechó el gran Dios que, con mano ruda, los había sacado de Egipto. Pues en el primero de los Diez Mandamientos que entregó a Moisés escribió. " No tendrás otros dioses delante de mi porque yo soy un Dios celoso".

Y este Diós, Yo Soy el que Soy, demostró, al pueblo escogido, que cumplía su palabra. En diversas ocasiones

los desvíos judíos de este precepto originaron grandes sequías, plagas de serpientes venenosas y duros exilios. Fuertes castigos que desaparecían cuando el pueblo retornaba a su respeto al Dios celoso. Este Diós del Antiguo Testamento, es el mismo Dios Padre que envió a su hijo a morir en la cruz para salvarnos. Sí, por supuesto, es el mismo, y yo pienso que sigue siendo tan celoso como antes. Pero, en la palabra del Maestro Jesús ya no es el Dios algo distante y terrible del Antiguo Testamento. Si no un Dios cercano y mas paternal.

Jesús lo mencionó con la palabra "Abbá", que en la lengua aramea es un diminutivo cariñoso de la palabra padre.

Y, además nos dejó dicho: -"Todo lo que pidiéreis al Padre en mi nombre lo tendreis"-.

Asi explicado el panorama, pasamos al título de esta descarga, que corresponde a la famosa oración que Jesús nos dejó luego que sus discípulos le pidieran: -"Maestro, enséñanos a orar"-, y que comienza así, Padre Nuestro que estás en el Cielo...

Tengo que confesar que he rezado esta oración por muchos años. Pero, es muy reciente cuando yo he captado el verdadero significado del versículo que dice: "Venga a nosotros Tu Reino".

Yo me temo, que muchos cristianos refieren esta petición a la llamada Segunda Venida de Cristo, suceso que ocurrirá hacia el Final de los Tiempos. Cuando, al decir de Juan, en Patmos, sonará su trompeta el Séptimo Ángel.



Confieso también que a mi nadie me ha explicado esto. Pero yo entiendo, que Jesús, que ya antes nos había dicho:-"El Reino de los Cielos dentro de vosotros está"-, se refería, eso entiendo, a este Reino de Dios, íntimo y cotidiano, dentro de mi. Que me hace, ahora mismo, humilde, compasivo y puro. El Reino que el vino a predicar. Y que la madre de Santiago y Juan entendió de otro modo, al pedirle: "-- Dispón que cuando tú seas rey estos dos hijos míos se sienten uno a tu derecha y el otro a tu izquierda--".

Así lo entiendo ahora. Y no acabo de asombrarme del mucho tiempo que tardé en entenderlo. Este Reino de Dios dentro de mi, corresponde a tres actitudes o conductas de mi diario vivir, la humildad, la compasión, y la pureza.

Y no me extraña que muchos otros cristianos no lo entiendan así. Pienso que quizás por la prisa con que suelen repetir esta oración.

El Evangelio nos habla de mucha otra gente, que además de la madre de los Zebedeos, esperaba un reino que no era, precisamente, el que Jesús anunciaba.

Encuentro, que en esta oración, el Padre Nuestro, donde pido el pan para hoy. Y pido perdón, por supuesto que para ahora mismo, de mis culpas, porque estoy perdonando (en este momento) a los que me han ofendido, estoy pidiendo también la llegada del Reino, para ahora, no para el final de los tiempos, cuando es muy probable que ya no estaré yo por aquí.

Un abrazo, Tiberio





















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