sábado, 24 de octubre de 2015

UN AVISO

    Sí, un aviso, dije en mi anterior descarga, para que yo , como quien dice. "me baje de esa nube" frente a la gente a la que, con mucha frecuencia miraba desde arriba  dada "mi buena suerte" diferente a la de los otros con muchísimos aprietos. 

      Dije que el aviso era y es para que yo sea mas compasivo y cordialmente prójimo con los demás, principalmente con los viejos. Dejando claro que, como muchos conocen, la mayoría de ellos son menos viejos que yo.  

      Esto de la buena suerte, hoy lo veo claramente, fue la acción de mi Ángel de la Guarda. Pero, como no todos creen en ello, sigamos llamándole mi buena suerte.
      Quiero hablarles hoy de una área o de una porción de este asunto. Pues son varios asuntos donde, decisivamente actuó mi buena suerte.

       Como muchos conocen (es historia reciente) hubo muchos muertos durante la llamada Era de Trujillo (años 30 al 61 del pasado siglo). Según entiendo, a cada dominicano que vivió esos años de aquella tiranía, le llegó el momento en que decidió opinar sobre el estado de cosas que vivía el país. Opinión que pudo ser un simple ¡Abajo Trujillo! que algún trago en exceso impulsó, costándole, ese sencillo gesto, la vida. Otros lo hicieron mas organizadamente jugándose la vida por la noble causa de los derechos humanos de todos los dominicanos. Otros, los mas, también se manifestaron sobre la situación del país bajo la tiranía, pero de un modo, que algúnos  clasificarían de más "inteligente", es decir aceptando las cosas como estaban.

         Mi suerte consistió en que a mi me tocó ese momento de manifestarme
sobre esa realidad de la tiranía de Trujillo, en el año 1946. Y aquella lucha, o proceso oposicionista a Trujillo que dirigieron el Partido Socialista Popular y la Juventud Democrática, fue enfrentado por la Tiranía con tan bajo índice de violencia que el historiador Bernardo Vega lo califica de "Un Interludio de Tolerancia".  

         Así y todo, mataron al dirigente comunista Freddy Valdés y algun otro que no recuerdo ahora y hubo muchos palos y prisiones. Yo, de un modo que en mis recuerdos parece mas un sueño que otra cosa, estuve tres meses preso en la carcel militar de la ciudad de la Vega.

          Cuando leo o veo en video las declaraciones de los heroicos catorcistas sobrevivientes de las torturas de La Cuarenta, pienso que las cosas cambiaron
mucho desde aquellos días del año 47, cuando estuve preso en La Vega. Nadie
me empujó ni golpeó. Me dejaban  entrar la comida que me traían de un hotelito cercano. Y al dejarme en libertad al complir los meses de prision, el jefe de la fortaleza, Mayor Prats, me aconsejó que siguiera practicando la oratoria en la que, según él, yo tenía condiciones. 

Por supuesto, me quería decir, la oratoria trujillista. A Dios gracias, nunca fue como el quiso, pero yo recuerdo con agrado su sugerencia.

Un abrazo,
Tiberio   
Mayo, 2015

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