Ahora, algunos se sorprenden de la sencillez y la compasión o el cariño que con frecuencia expresa el nuevo Papa. Pero Jorge Mario Bergoglio fue siempre Francisco. Y, por supuesto, también Ignacio.
Se sorprenden muchos, porque el Papa llamó desde Roma al joven que le
enviaba a su apartamento en Buenos Aires, su periódico de cada día. El
muchacho declara, que el Cardenal, también iba los sábados a su puesto de venta, le llevaba las liguitas con que el amarraba los diarios y conversaba un rato con el.
Esto lo dice ayer César Ramos en el noticiero de Univisión.
Pienso yo, que el joven periodiquero no debió sorprenderse tanto de la llamada desde Roma.
Ahora anuncian que el jueves de la próxima semana, Jueves Santo, el Papa Francisco, va a decir misa en una cárcel romana para adolescentes, Y, por supuesto, lavará los pies de estos malcriados muchachos. No hay sorpresas. Ya antes se había publicado (sí, pero después de la elección Papal), que el Cardenal Vergoglio visitaba una parroquia de un barrio pobre de Buenos Aires. Tan pobre y tan abandonado barrio, que se mencionaba, que en el trayecto se le enlodaban al Cardenal los zapatos ( y pudieran ser éstos, los mismos zapatos negros que el ha seguido usando un poco a contrapelo del protocolo papal), y alli también lavaba los pies en Jueves Santo hasta a un enfermo de Sida.
A mi me sorprende, que siendo así las cosas, se mencionara tan poco, o del todo no se mencionara, entre los cardenales papabiles a Bergoglio.
Que yo recuerde, porque no tengo a mano la lista, se mencionaban mucho
entre otros, el de Quebec, el de New York, el de Boston, el de Milán, un austríaco, otros Italianos de la Curia, un mejicano, un hondureño, y hasta el cardenal filipino,
el más joven de los cardenales.
Pero ahora se sabe, que en el Cónclave anterior, cuando fue electo Benedicto XVI, el argentino Bergoglio fue el segundo Cardenal más votado.
Me pregunto, cómo siendo asi las cosas, se mencionó tan poco al Cardenal argentino en los diarios y TVs que hacian noticias del pasado Cónclave. Según entiendo, los Cardenales estaban mejor informados que los periodistas.
Un abrazo, Tiberio
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