domingo, 1 de mayo de 2011

Con las Lluvias de Abril y el Sol de Mayo Algunas Hojas Verdes le han Salido.

Sí, Abril y Mayo, tienen para árboles y hombres un cierto y poderoso estímulo. Para algunos, un deseo de despertar a una nueva realidad. Para otros, es como un ansia de volver a la vida plena que antes se disfrutó.     Para Machado, ese olmo tan maltratado por el tiempo y la narturaleza, que echa en su viejo tronco una verde ramita, es algo muy significativo. "Olmo, quiero anotar en mi cartera la gracia de tu rama verdecida". No sé si para ese entonces, Machado era ya ese viudo triste que buena parte de su vida fué ( de su corta vida, pues no llegó a viejo como yo). No lo sé, pero es muy probable, pues confiesa que igual que el viejísimo olmo "en la colina que lame el Duero", él  espera también "hacia la luz y hacia la vida, otro milagro de la primavera".  
     
       Y aquí va el poema.  "A un Olmo Seco"- Antonio Machado

      Al olmo viejo, hendido por el rayo,
      y en su mitad podrido,
      con las lluvias de abril y el sol de mayo,
      algunas hojas verdes le han salido.
      ¡ El  olmo  centenario  en  la  colina
      que  lame  el  Duero!  Un  muzgo  amarillento
      le  mancha  la  corteza  blanquecina
      al  tronco  carcomido  y  polvoriento.

      No será, cual  los álamos cantores
      que  guardan  el camino y  la ribera,
      habitado  de  pardos  ruiseñores.

      Ejército  de  hormigas  en  hilera
      va  trepando  por  el,  y  en  sus  entrañas
      urden  sus  telas  grises  las  arañas.

      Antes  que  te  derribe,  olmo  del  Duero,
      con  su  hacha  el  leñador,  y  el  carpintero
      te  convierta  en  melena  de  campana,
      lanza  de  carro  o  yugo  de  carreta;
      antes  que  rojo,  en  el  hogar,  mañana,
      ardas  de  alguna  misera  caseta,
      al  borde  del  camino;
      antes  que  te  descuaje  un  torbellino
      y  tronche  el  soplo  de  las  sierras  blancas;
     Antes  que  el  río  hasta  la mar  te  empuje
     por  valles  y  barrancas,
     olmo,  quiero  anotar  en  mi  cartera
     la  gracia  de  tu  rama  verdecida.
     Mi  corazon  espera
     también,  hacia  la  luz  y  hacia  la  vida,
     otro  milagro  de  la  primavera.

      Un abrazo, Tiberio Castellanos

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