Y bien, el viernes 13 y como ya lo habíamos anunciado. En La universidad de Texas en Austin y casi al pié de la gran torre de la universidad, Edificio Parlem, Salón 103. A las dos de la tarde, se abrió el aula y entramos. El grupo, para este tipo de evento, era algo nutrido. Rebeca y Medar, Rocio, Sama, Ari y yo; Alana y Scott y otros campañeros del curso de Rebeca y Medar, que están, precisamente en estos días, en el asunto de sus tesis; unos jóvenes que fueron alumnos de Rebeca y Médar, y algún otro.
Y fueron entrando al aula y saludando los Profesores. Y cuando ya estaban los cuatro que eran, uno de ellos nos invitó a salir del aula y esperar fuera unos minutos. Entiendo que entonces, los Profesores fueron acordando ciertos detalles del evento. Y quizás, pienso yo, intercambiando opiniones sobre la leída tesis (500 páginas). Entiendo que no todos la habían estudiado con igual empeño. Eso entiendo, porque este momento duró como unos 30 minutos y un poquitico más. Entonces, un Profesor nos invitó a entrar nuevamentre al aula, y comenzó "la defensa de la tésis". Cada uno a su turno, los Profesores fueron haciendo sus preguntas y añadiendo luego sus opiniones. Me pareció que fueron muchas más sus observaciones que sus preguntas, pues vi a Rebeca haciendo anotaciones en su libreta. Esto me pareció una muy buena señal.
Lamentablemente para mi, todo esto transcurrió en ingles. Y yo no tengo el oído suficientemente educado en la lengua de Walt Whitman. No obstante, sí que escuché varias veces mencionar a Pelayo y al Rey Alfonso el Sabio, por lo cual sospecho que la cosa andaba por el medioevo español. Como al cabo más o menos de una hora, otra vez un Profesor nos pidió a todos salir del aula. Y allí quedaron los cuatro Profesores mas o menos media hora más. Luego otro Profesor nos manda a entrar de nuevo al aula y vemos como, a su turno, cada uno de ellos, con mucho afecto, va saludando a Rebeca y diciéndole: "congratulation Doctor".
Todos abrazamos a Rebeca. Pero ninguno vió el tradicional humo blanco saliendo de la chimenea del edificio. No, pero estaba saliendo de mi corazón. Y la fiesta prosiguió en el Magnolia Cafe con ensaladas y cervezas.
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